23 febrero 2008

Bush deja deuda de 9 billones de dólares



Imperio económico de EEUU está mermado
Por: IPS

Washington23 febrero 2008. La idea de que se había ingresado en una "nueva era estadounidense", tal como señalaban los neoconservadores que apoyaron la guerra de Irak, en la que Washington podría hacer lo que quisiera sin consultar a nadie, parece ser ya parte del pasado.

"Vivimos en un mundo multipolar", dijo el ministro de Defensa, Robert Gates, al diario The Washington Post. Ese comentario constituye la máxima herejía para los campeones de la línea dura belicista, como el vicepresidente Dick Cheney.

Patéticas resultaron las exhortaciones de Robert Gates para que los aliados europeos de Washington enviaran siete mil soldados más a Afganistán con el fin de ayudar a las tropas estadounidenses, seis años después de que Rumsfeld y sus asesores neoconservadores rechazaran las ofertas de colaboración. La respuesta que obtuvo de los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) no fue favorable. El episodio demuestra que Washington manejó mal su "guerra contra el terrorismo".

El efecto bumerán de la invasión a Irak en 2003 cambió el panorama. Ahora, las referencias al Imperio Romano aluden a su decadencia y no a su etapa de apogeo.

"Yo argumenté que nadie, desde el Imperio Romano, había tenido tan extraordinario poder como Estados Unidos luego del fin de la Guerra Fría.Pero todos los elementos de nuestra fortaleza están siendo desafiados y es posible que veamos una declinación que podría ser duradera", destaca Donald Kagan, un neoconservador prominente.Esa posibilidad se transformó en una probabilidad y hasta una certeza para analistas que observan un cambio estructural en la distribución del poder en el mundo que no llevará a mantener, y mucho menos incrementar, el dominio que gozó Washington luego de la Guerra Fría. Afganistán e Irak no sólo revelaron al mundo los límites del poderío militar estadounidense, sino que también están afectando la capacidad de Washington para hacer la guerra.

El panorama incluye un dólar mucho más débil y la creciente dependencia del Gobierno y de las empresas estadounidenses respecto del financiamiento externo. Entre los prestamistas se encuentran bancos y fondos soberanos controlados por el Estado en países como China y Rusia. Si, por razones comerciales o políticas, alguno de ellos decide convertir parte de sus reservas en dólares a otras divisas o comercializar sus exportaciones en otra moneda, el impacto económico sería "grave", según Charles Freeman, ex embajador de EEUU en Arabia Saudita.

EL PESO DEL ORO NEGRO La importancia del petróleo en la economía estadounidense quedó reflejada en la imagen del presidente George W. Bush cuando imploró al rey Abdullah de Arabia Saudita que incrementara la producción de petróleo para ayudar a la castigada economía de su país.Una escena que ayudó a establecer la idea de que su palabra ya no es una "orden imperial". Ante el pedido, el ministro de Petróleo saudí dejó claro que Riyadh sólo aumentaría su producción "cuando el mercado lo justifique", no antes. La deuda gubernamental se debe en parte a los altos precios de las importaciones de petróleo y gas, que según algunos expertos se convirtieron en un elemento permanente de la economía internacional.

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