27 abril 2008

¿VECINO SERÁ QUE NOS PUEDE REGALAR UN POCO DE BIOCOMBUSTIBLE DE SU CARRO QUE TENEMOS HAMBRE?

Por: Jesus Leon

Pero primero déjeme explicarle algo vecino: se sabe que variantes como la contaminación planetaria, la elevación de los precios del petróleo, la demanda de alimentos por parte de los asiáticos, la baja producción cereal en Ucrania y Australia, el cierre de exportación cereal de Tailandia, China y Brasil entre otros países, los negados subsidios agrícolas estadounidenses y europeos, el arrase de tierras fértiles y la bestial especulación en el mercado internacional, entre otros hechos, que no se aíslan de la fetidez del sistema capitalista, han influenciado en la crisis alimentaria mundial, pero, lo que se vuelve inaceptable para el pensamiento lógico es lo expuesto por los Etanólicos en los recientes eventos internacionales convocados por la Organización de la Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), al señalar que las producciones de biocombustibles a base de maíz y caña de azúcar no alteran ni influyen en esta globalización del hambre.

Lo que estos biogenocidas pretenden enmascararle a la comunidad internacional es el hecho de que la producción de biocombustibles (que por cierto no son nada bio, ya que este proceso de producción de etanol es altamente contaminante), se hace en detrimento de los cultivos de plantas comestibles, utilizando inmensas reservas de agua dulce, millones de hectáreas de tierras fértiles y grandes sumas capitales, sustituyendo a los cultivos alimentarios, lo que contribuye a un aumento de precios de los productos alimenticios a escala mundial. Así en el mundo, el precio del arroz aumentó en un 75% entre febrero y abril de este año mientras que el precio del trigo arribó en un 120% durante el mismo periodo. Lo mismo ocurrió con otros productos básicos como la soya, el maíz, el aceite, la leche, la carne y otros.

El relator especial de las Naciones Unidas para el Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler, calificó la producción masiva de biocombustibles de “crimen contra la humanidad” y advirtió de que el mundo se encamina “hacia un largo período de motines”, y señaló claramente a los culpables criticando la política desastrosa del FMI, al quiebre agrícola de la Unión Europea en África, a la especulación internacional de las materias primas engendrada por los biocombustibles, al gobierno de Estados Unidos y a la Organización Mundial del Comercio. Estas faraónicas producciones de biocombustibles a base de maíz y caña de azúcar son inaceptables moral y políticamente por el género humano que observa como hoy nos acercamos a los 1.000 millones de hambrientos, sin obviar, que esta sombra de hambre y sed puede abarcar en corto plazo a más de 3.000 millones de personas.

El hambre no se debe a la escasez de alimentos en el planeta (ya que se produce más del doble de lo que necesita toda la población humana del mundo), sino que se debe al modelo económico capitalista que lo rige en esta época. En esta área (alimenticia), como en ningún otra queda claramente evidenciado el Carácter Antisocial y Antihumano del Capitalismo. Entre otros gobiernos que orquestan la danza de la muerte, el macabro gobierno de los Estados Unidos ha ratificado su intención de duplicar las enormes superficies que ya dedica a la producción de biocombustibles: de 6 millones de hectáreas a 12 millones de hectáreas, es por ello, entre otras razones, que no deben pedirnos mesura a los hambrientos de este mundo, porque ya nos la estamos comiendo con barro. La Hambruna y la guerra que ella desencadena apenas comienzan vecino.

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